Mariana, un ejemplo de vida, lucha y sacrificio

Escrito por el 6 mayo, 2021

Mariana Paz cumplió su sueño y se recibió de abogada.

Mariana Paz nació hace 25 años en el paraje El Rosario, departamento Jiménez, a unos 80 kilómetros de la capital de Santiago del Estero. Desde pequeña quería seguir estudiando y finalmente hace unas semanas logró convertirse en abogada en la Universidad Nacional de Tucumán. Esta su historia.

«La primaria la hice en Palo Quemado, a dos kilómetros de aquí. Como no había donde estudiar la secundaria, a los 14 años fui a Tucumán. Fue muy difícil al principio. Lloraba por estar lejos de mi familia y aparte no entendía casi nada al principio de los contenidos en el colegio«, contó. En ese entonces ya pensaba en abogacía. «Me decían que era difícil y muy larga pero yo me puse en la cabeza en querer seguir esa carrera», agregó.

Ya en la Universidad, Mariana como cualquier otro joven, vio que era todo muy diferente a la secundaria pero eso no la desanimó de perseguir sus sueños: «Al comienzo fue muy diferente; creía que no iba a poder estudiar, pero gracias a Dios he podido. Mis padres y mis hermanos siempre me apoyaron y creyeron en mi».

Don Ramón contó sus sensaciones al conocer que su hija se había recibido de abogada: «Ella se fue a rendir, no sabíamos si le iba a ir bien o no y el sábado volvió y nos contó que ya era abogada».

«En el campo nos cuesta llegar a algo, porque uno capaz que pueda, pero a veces es imposible. Uno se sacrifica mucho», afirma con sabiduría de hombre que se gana la vida con sus postes, el carbón y la cría de animales.
Paraje El Rosario, Jiménez.
Nancy, mamá de Mariana no oculta su emoción: «Ella de chica me decía que quería estudiar, ’si no tengo dónde estar, aunque sea abajo de un puente me voy a ir para estudiar’, me decía. ’Yo voy a terminar esta carrera’, repetía y nunca me había esperado esto hasta el día que vino y nos dijo ’¡Soy Abogada!’. No lo podía creer».
Don Ramón y Doña Noemí, emocionados relatando los logros de su hija.
Increíblemente, la parte más difícil del camino de Mariana fueron las clases virtuales: debía recorrer casi 36 kilómetros hasta la localidad de Abra Grande para poder acceder a una red wifi. «Venía todos los días aquí a la plaza, donde hay señal para poder seguir las clases, si no, no había otra forma».
Mariana también piensa en los suyos en su gente y en los jóvenes de esa zona santiagueña en la que nació: «Estaría buenísimo que podamos tener luz, energía eléctrica y una escuela secundaria en Abra Grande para que muchas localidades de aquí puedan acceder», y también dejó un mensaje final: «Que los chicos que están estudiando no bajen los brazos y sigan adelante, que todo esfuerzo tiene su recompensa y llega al final»/Diario Panorama

 


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