Sputnik V criolla: los puntos oscuros detrás de la vacuna rusa en la Argentina
Escrito por PlayFM Tucumán el 23 abril, 2021
Algunos datos para compartir con ustedes: en 24 horas, la Argentina acumuló un nuevo récord de muertos por Covid-19, 537 fallecidos. Desde que comenzó la segunda ola, esta es la cifra más alta registrada en una jornada. En tanto, durante la primera ola, el 9 de octubre del año pasado, ese triste récord había sido de 514 fallecidos.
La vacuna Sputnik VIDA, fabricada en la Argentina
La cara más tenebrosa de la pandemia empieza a darse en el medio de una pelea política entre el gobierno de la ciudad y el nacional, y pareciera que -por cómo están las cosas- alguien va a tener que ceder, probablemente ambas partes. Alberto Fernández y el ministro de Educación Nicolás Trotta ya están hablando de una vuelta a “clases administradas”.
En este contexto, en la ciudad de Buenos Aires, la vuelta a clases presenciales ya es un hecho. Según las estadísticas que difunden desde el territorio de Horacio Rodríguez Larreta, este jueves, el 97% de las escuelas públicas y privadas estuvieron abiertas. Es decir, el DNU del Presidente no se cumple.
Por su parte, el gobernador Axel Kicillof está convencido de que hay un complot en contra de su carrera política y -prácticamente- un golpe de Estado en marcha. En este sentido, el jefe del gabinete provincial, Carlos Bianco, dijo esta semana: “Nosotros no vamos a permitir que ninguna actitud trasnochada sumerja a nuestra provincia en la anarquía. No vamos a permitir que no se cumplan las medidas en nuestra provincia”. Según él, eso sería lo que está detrás de la “desobediencia civil” y la falta de control por parte de la Ciudad en el cumplimiento de las restricciones impuestas por el DNU presidencial. Si hablamos de falta de controles, la pregunta es ¿y por González Catán, Solano, José C. Paz y el triángulo de Bernal cómo andamos?
El gobernador se queja también de que la Ciudad no vacuna (o no vacuna como debería), pero lo que marca la diferencia también son los datos. ¿Cuántas camas de terapia intensiva colocó la Provincia desde octubre de 2020 (cuando ya se sabía que iba a venir una segunda ola) hasta abril del 2021? Según fuentes del Ministerio de Salud de la Nación, la Provincia incrementó 129 camas en terapia intensiva, contra 1012 en el mismo período.
Más allá de las clases, aumentaron mucho la cantidad de casos de Covid-19 en chicos. El Hospital Garrahan tiene una ocupación del 100% en las salas de niños con coronavirus, ¿esto se vincula a las nuevas cepas?
En medio de todos estos datos preocupantes sobre la pandemia surgió una noticia, que en principio es una buena noticia, pero en la que los periodistas vamos a tener que profundizar mucho y seguir muy de cerca. Se trata de la novedad de que, en el país, se va a fabricar la vacuna Sputnik argentina. Lo hará a través del laboratorio Richmond, cuyo dueño, Marcelo Figueiras, está muy vinculado al peronismo a través de sus propios contactos y los de su mujer, la exlegisladora peronista María Laura Leguizamón.
Quiero compartir la historia detrás de la noticia de la fabricación de la Sputnik en la Argentina, y también mis dudas y preguntas (tengo muchas dudas en torno a esta historia). Pero empecemos por el principio. El año pasado habíamos tenido una novedad similar durante de la entonces viceministra Carla Vizzotti a Rusia. También habían viajado Raquel Méndez (la esposa de Daniel Gollan) y directivos de otro laboratorio, Hlb Pharma: muy ligado al Instituto Patria. También en aquel momento nos anunciaron que la Argentina iba a fabricar la vacuna mediante este laboratorio. Sin embargo, ese laboratorio tenía un sinnúmero de irregularidades y había estado en convocatoria de acreedores, al borde de la quiebra. De esta manera, cuando se empezaron a revelar los antecedentes de Hlb Pharma, se armó un enorme escándalo, el negocio se desarmó y -finalmente- todo quedó en un acuerdo de estado a estado, sin intermediarios.
Ahora aparece un nuevo laboratorio, Richmond, cuyo dueño necesita 70 millones de dólares para armar la fábrica en la Argentina. Hoy me contaba un empresario ligado a la industria farmacéutica que Figueiras lo llamó para tomar un café. Necesita socios y está en la fase de juntar los fondos. Primera pregunta: ¿quién y cómo se va a financiar el proyecto? ¿Con los privados o con el Estado? La diputada Graciela Ocaña está elaborando un pedido de informes justamente para indagar en este punto dado que el financiamiento de los proyectos políticos es siempre un aspecto oscuro en la Argentina.
En este caso, se sabe que el Estado va a aportar -con préstamos y subsidios- unos 30 millones de pesos. Entonces, la segunda pregunta es: si los argentinos vamos a poner plata en la fabricación de la vacuna, ¿no deberíamos hacerlo en laboratorios estatales? ¿Alguien del poder político con mucha vinculación con el gobierno ruso (que está mandando más vacunas a la Argentina que las que emplea en su propio territorio) le acercó el negocio al señor Figueiras y le facilitó la autorización, esta suerte de royalty, para que fabrique la vacuna rusa? Son preguntas.
Otra de las novedades que difundió la empresa es que va a emitir deuda para financiar el proyecto, a través de obligaciones negociables, ¿pero quién las va a comprar, privados o el Estado? ¿Cuánto de esa inversión la va a terminar sustentando la Anses o el Banco Nación, por ejemplo? ¿El Estado te financia y el Estado te compra? ¿Esa es la ecuación para la Sputnik argentina? Hoy me comentaban que el costo de una planta para fabricar vacunas es de 2, 3 o hasta 15 millones de dólares. Es decir, si hablamos de 70 millones, estamos hablando de una planta muy pero muy importante.
Hace unos años, Marcelo Figueiras tenía como asociado en Richmond a un personaje muy vinculado a Cristina Kirchner: Cristóbal López. ¿Sigue siendo Cristóbal López un socio en las sombras del laboratorio que va a fabricar la Sputnik argentina? Son preguntas.
Último punto a develar: la cotización de las acciones de Richmond. Hace dos meses, ¿alguien sabía de antemano lo que estaba pasando y compró muchísimas acciones haciendo una diferencia bestial? ¿Habrá consultado con Ludovica Squirru? /La Nación